La pasión de Teresa Agnes Gonxha Bojaxhiu nace en Skopje, capital de Macedonia,
en 1910. Una niña normal en una familia normal.
Cuando tenía doce años oye una misteriosa
voz que le dice que ella se convertirá en una
figura religiosa cuando crezca. En 1929, Agnes entra
al noviciado y cambia su nombre por el de Teresa, en
honor a la hermana Teresa de Bélgica, quien llamaba
su camino “el camino pequeño”. Este
camino pequeño consiste en servir a Dios a través
de acciones simples y comunes, lo mejor posible y con
una buena disposición. Toda su vida seguirá
la filosofía de este “camino pequeño”. |
Ojos abiertos a la miseriaLa madre Teresa estaba convencida del camino que debía recorrer. No fue una decisión fácil de tomar, tenía que probar la veracidad de su llamado, tener paciencia, y sobre todo trabajar muy duro. Hubiese sido sencillo cerrar sus ojos a la miseria existente fuera de los muros del convento, pero Teresa salió y la enfrentó. Se ubicó en medio de ella y vivió entre los horrores. Fue difícil y también solitario al comienzo, pero era el camino correcto, y es precisamente la pasión con que ella hacía su trabajo la que le hizo alcanzar el éxito. La pasión la hizo mantenerse firme. Cuando se comenzó a correr la voz, una creciente cantidad de personas se unió a ella y su movimiento se volvió internacional. La gente aún sigue su ejemplo; la madre Teresa ayuda a las personas. |
La pasión de una vegetarianaMuchísimos animales viven en condiciones de miseria comparables. Sabemos de las terribles injusticias que se cometen en su contra. Pero también se nos hace fácil no pensar demasiado en ellos. Los animales son despedazados para nosotros, pero no presenciamos ningún tipo de espectáculo sangriento o sus indignas condiciones de vida. La carne es cortada para nosotros y muchas veces se nos entrega en formas que no se reconocen como lo que son: una parte de un animal, por ejemplo: una barrita de pescado o una bola de carne. La industria ganadera se encuentra lejos de nosotros. Y si por casualidad llegamos a toparnos con imágenes referidas a este tema en la televisión, cambiamos rápidamente de canal, cerramos nuestros ojos ante ello. El gato que ronronea echado sobre nuestro regazo recibirá una muestra de cariño extra. ¿Cómo podemos cerrar nuestros ojos a la miseria animal?, ¿podemos justificarla?, ¿Por qué consdieramos una vaca como un producto y a un gato como la mascota más preciosa? Pienso que solamente se puede continuar comiendo carne y explotando la tierra, al tapar soberbiamente la verdad. ¿Cómo podemos admirar tanto a la madre Teresa por hacer algo que todo el mundo puede hacer? ¿Acaso no nos deja esto una sensación de intranquilidad? Después de todo, ella no cubrió la amarga realidad. Se introdujo en ella, se expuso a ella, a pesar de que esto trajera grandes consecuencias a su vida personal; pero, a pesar de esto, se mantuvo firme, renunció a todas sus posesiones, vivió entre la miseria, no cerró sus ojos ante ella. Sentía que debía llegar un cambio real y puso su dinero a disposición de su discurso. Entre los leprosos, los intocables, ella vivió su vida. Los animales son de alguna forma comparables a los leprosos, viven totalmente aislados, muy lejos del “mundo civilizado”, hacinados en granjas de crianza donde nadie puede ver su miseria, esperando la muerte. Es difícil hablar de una vida natural, se trata más bien de sobreviviencia. ¿Cómo podemos comer un trozo de carne, sabiendo cómo se hizo este “producto”? ¿Por qué no abrimos nuestros ojos a la miseria? ¿Puedes mirarte al espejo siendo carnívoro? Me gustaría contarles cómo vivo la palabra pasión. Para mi pasión es el amor por la vida en el sentido más amplio de la palabra. Este es el principio según el cual yo vivo. No sólo amar mi vida, mi propia vida, sino que también amar a otras personas, al reino animal y al mundo que me rodea. Creo que si te amas a ti mismo tienes que hacerte cargo del mundo que te rodea. La pasión viene del corazón. Cuando escuchas a tu corazón, no puedes equivocarte. No estoy diciendo que todo el mundo debe convertirse en una segunda Teresa, cada uno debe encontrar su propio camino. Pero quizás pensarás acerca de lo que estás comiendo la próxima vez que comas carne. No pienses que no tiene caso, que nadie puede hacer nada al respecto, que de todas formas no tiene sentido. Cualquier cosa ayuda. No olvides que el poder está en los consumidores. No tienes que hacer ningún gran plan, comienza de a poco, como la madre Teresa, que siguió su camino pequeño. Incluso los caminos pequeños pueden traer grandes consecuencias al final. Quizás tú eres una de esas personas que preguntaba a un vegetariano qué le había pasado y que por qué era vegetariano. Tal ves deberías comenzar por invertir las cosas, pregúntate a ti mismo: “¿Qué me ha pasado a mí, por qué como carne?” atrévete a abrir los ojos a la verdad y saca tus conclusiones. Sigue tu corazón, sigue tu propio pequeño camino. Contribución de Gineke Wayer. |